¿Cuánto dinero pierde el Perú por corrupción?
23 mil millones de soles. En buen criollo, un huevo de plata. Esa es la cantidad que el país ha perdido en el 2019 por la corrupción según lo estimado por la Contraloría en su estudio “Cálculo del tamaño de la corrupción y la inconducta funcional en el Perú: una aproximación exploratoria”, presentado el pasado 10 de setiembre y deja en evidencia cual es el mayor de los males en nuestro país.
Para darnos una idea
de cuánto dinero estamos hablando, hagamos unos cálculos: eso 23 mil millones de soles puesto en números se escribiría así:
23 000 000 000. Si la periodista Milagros Leiva hace un par de meses se
muñequeó al leer una cifra de seis dígitos en el reporte de casos COVID-19,
imagínense con esta de once. Le da patatús. El número es tan gigante
que no cabría en tu viejita calculadora Casio.
Pero lo más
indignante es que todo ese dinero debió usarse en actividades propias del Estado:
construcción de carreteras, hospitales, beneficios y programas sociales… pero
tristemente fue a parar a bolsillos de parásitos del Estado, esos indeseables
seres cuyas uñas largas, mucha ambición y poca vergüenza los lleva a saquear
alevosa y sistemáticamente nuestro malhadado país.
Si tomamos en
cuenta el Presupuesto del Estado de ese mismo año, esos 23 mil millones superan
los 18 mil millones destinados al sector Salud, casi alcanza los 30 mil
millones de Educación y triplican los 7 mil millones destinados a la
reconstrucción de zonas afectadas por el fenómeno del Niño. Lluvia de millones.
Toda esa plata que
ahora disfrutan los amigos de lo ajeno, equivale a la realización de cinco
Juegos Panamericanos o la adquisición e implementación de 12 plantas de oxígeno
para cada distrito del país. Si se repartiera como bono a los 32 millones de
peruanos, nos correspondería 718 soles a cada uno. Así como lo lees, a cada
uno. Para ti, para tu papá, tu mamá, tu abuelita, tus chibolos, la vecina, la
suegra, para todos. Plata como cancha.
Si lo llevamos a
ejemplos más banales, con los 23 mil millones podríamos comprar a la vez los
clubes de fútbol Barcelona y Real Madrid de España y fichar de por vida a
Messi, Cristiano Ronaldo y Neymar juntos. También se podría contratar al
reggaetonero Maluma -que cobra un equivalente de un millón de soles por
concierto- por 23 mil noches de presentación, o tal vez mantenerlo por esos 64
años en silencio, ya depende del gusto del inversor.
Ese monto equivale
a 230 millones de billetes de cien soles Si la persona más rápida del mundo en
conteo de dinero se dedicara a contabilizarlos, le tomaría un año y medio
ininterrumpido en hacerlo, y si se lo damos en intis, no le alcanzaría la
vida. Más alucinante aún, si los corruptos unidos quisieran
transportar todo ese dinero en monedas de a sol, tendrían que usar 841 vagones
del ferrocarril central para hacerlo.
Esa monstruosa
cantidad de dinero equivale al 15% del Presupuesto Público ejecutado. Es para
llorar. Pero las consecuencias son aún mayores e incalculables. En el afán de
quedarse con la plata del Estado, los funcionarios corruptos hacen las cosas a
medias, mal hechas o dejan de hacerlas. Así, tenemos infraestructuras que
colapsan, equipos inoperativos, obras innecesarias, indemnizaciones a terceros
por licitaciones aberrantes, daños patrimoniales, y un largo etcétera que
tenemos que volver a costear.
Así de mayúsculo es
el costo de la corrupción en el Perú. Ese es el perjuicio causado al Estado por
malhechores disfrazados de autoridades quienes quedan evidenciados por la
Contraloría en sus auditorías, pero no puede sancionarlos porque, por absurdo
que parezca, esa facultad le fue arrebatada a través de una sentencia del
Tribunal Constitucional en abril del pasado año. Cosa de locos.
Este estudio ha
hurgado en los bolsillos de la corrupción, evidenciando esos irrecuperables 23
mil millones de soles, que habrían ayudado en mejorar la calidad de vida de
cada uno de los peruanos, con mayor razón en los tiempos difíciles que vivimos.
Pero aún se puede hacer algo. Está en manos del Congreso restaurar la facultad
sancionadora de la Contraloría para que se castigue a los que le están robando
al Estado, porque si la corrupción es la rueda pinchada que no deja avanzar a
nuestro país, la impunidad es el mecánico que se niega a repararla.
Si quiere darle una hojeada al estudio de la Contraloría ingrese a este enlace.
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